¿Qué le molesta a un niño autista?
Cuando nos preguntamos qué le molesta a un niño autista, es fundamental partir de una base: cada persona en el espectro del autismo es única. No obstante, existen ciertos patrones comunes relacionados con el procesamiento sensorial, la necesidad de estructura y la comprensión del entorno que nos ayudan a entender mejor su malestar en determinadas situaciones.
Procesamiento sensorial: un mundo de estímulos abrumadores
Uno de los aspectos clave para entender qué le puede molestar a un niño autista es su perfil sensorial. Muchas personas autistas presentan hipersensibilidad o hiposensibilidad en alguno de los sentidos (auditivo, táctil, visual, olfativo, gustativo o propioceptivo). Esto significa que pueden reaccionar de forma más intensa o, por el contrario, no reaccionar ante ciertos estímulos del entorno.
Por ejemplo:
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Ruidos fuertes o inesperados, como una sirena o un portazo, pueden resultar extremadamente molestos o incluso dolorosos.
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Luces brillantes o parpadeantes pueden causar sobrecarga visual.
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El contacto físico, incluso el más sutil, puede ser desagradable, especialmente si no es anticipado.
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Algunas texturas de la ropa, como etiquetas, costuras o ciertos tejidos, pueden generar rechazo.
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En el ámbito alimentario, ciertas texturas, sabores u olores pueden causar aversión sensorial.
Esta sobrecarga sensorial puede derivar en reacciones como irritabilidad, necesidad de aislamiento, o conductas que malinterpretamos como “mal comportamiento”.
Necesidad de estructura y previsibilidad
Otra fuente frecuente de malestar es la falta de rutina o estructura. Muchos niños autistas necesitan un entorno predecible que les proporcione seguridad. Los cambios imprevistos, por pequeños que parezcan —como un cambio de clase, una comida diferente o una visita inesperada— pueden generar un profundo desconcierto y malestar emocional.
Anticipar lo que va a suceder mediante agendas visuales, pictogramas o explicaciones claras y concretas les ayuda a sentirse más tranquilos y seguros en su entorno.
Falta de motivación y conexión con los intereses
También puede resultar molesto para un niño autista tener que realizar actividades que no están conectadas con sus intereses o que no comprenden. Muchas veces, su motivación se centra en temas específicos —lo que se conoce como intereses restringidos—, y alejarse de ellos sin una razón clara puede generar frustración o desconexión.
Es importante comprender que el interés no es una obsesión, sino una puerta de entrada a su aprendizaje, bienestar y desarrollo.
Individualidad: no hay un perfil único
Aunque existen factores comunes, es esencial recordar que cada niño autista es diferente. Lo que molesta profundamente a uno puede no afectar en absoluto a otro. Sus preferencias, fortalezas, dificultades y sensibilidades varían enormemente. Por eso, la mejor forma de saber qué le molesta a un niño autista es observar, escuchar y acompañar con empatía.
En resumen, lo que le molesta a un niño autista suele estar relacionado con una combinación de factores sensoriales, estructurales y emocionales. Comprender sus necesidades y anticipar los entornos puede marcar una gran diferencia en su bienestar diario.
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